EN LOS ÚLTIMOS AÑOS resulta poco
menos que imposible no haber oído hablar de la Fabricación Aditiva, con este
término o en su forma más conocida para el gran público, impresión 3D. Nos
hemos ya acostumbrado a los titulares tipo “el primer coche impreso en 3D” y
las impresoras 3D de uso personal no hacen sino reducir año a año su precio,
haciéndolas muy atractivas para los aficionados a la tecnología o al bricolaje.
De igual modo, son muy pocas ya las universidades que no incluyen planes
formativos específicos en estas tecnologías para sus alumnos en los programas
de sus diversas titulaciones, y no sólo en las de ingeniería.
Oímos cantos de sirena afirmando que
la impresión 3D terminará por eliminar a los procesos de fabricación
alternativos y en un futuro no muy lejano todos tendremos una impresora en casa
que nos facilitará prácticamente todo lo que necesitemos, desde un tornillo
para arreglar la mesa hasta incluso nuestra comida.
Las promesas de la Fabricación Aditiva, ¿son reales?, ¿es tan revolucionaria su tecnología?, ¿desaparecerán las fábricas tal y como las conocemos?, ¿qué ventajas e inconvenientes tiene? Mi propósito al escribir esto es simplemente facilitar un primer acercamiento a esta nueva forma de fabricación, con el objetivo de que el lector sea capaz de evaluar por sí mismo la veracidad de esta nueva revolución tecnológica.