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10.1: Material Extrusion

 

FDM / FFF

Aunque no fue la primera tecnología de fabricación aditiva, la extrusión de materiales es de largo la más conocida y extendida. Entre los aficionados e impresoras de sobremesa, esta tecnología supone probablemente más del 90% del mercado. Es también la más usada en el entorno profesional, con el 36% de uso en la industria según el informe de Sculpteo, The state of 3D printing 2017.

La denominación de tecnología como FDM (Fused Deposition Modeling) es copyright de la compañía Stratasys, por lo que se usa normalmente el término FFF (Fused Filament Fabrication) para referirnos a la técnica de fabricación en la que se usa un filamento de plástico que, convenientemente controlado, se lleva a través de un extrusor que lo calienta y lo deposita poco a poco hasta construir el objeto.

  

Figura 79: Esquema general de una impresora de extrusión de material.

En el diagrama podemos ver el funcionamiento general de esta tecnología: Por un lado, un motor paso a paso empuja el filamento desde la bobina hasta que sale por la boquilla de un extrusor. En este extrusor se calienta el material para fundirlo y ser depositado en muy pequeñas cantidades a través de la boquilla del extrusor. El extrusor tiene a su vez capacidad de moverse en todas las direcciones, x e y para depositar una capa de material sobre la plataforma. Una vez que se ha impreso la primera capa, la plataforma se mueve ligeramente hacia abajo para imprimir la siguiente capa sobre ella. Normalmente además la impresora suele incluir tubos de guía y engranajes para asegurar el correcto movimiento del filamento durante todo el proceso de impresión.

La precisión de la impresora y por tanto la calidad del producto fabricado dependerá de múltiples factores, como son la precisión del motor para que salga la cantidad exacta de material necesario en cada fracción de giro, la altura de cada capa (determinada por el movimiento vertical de la plataforma o del extrusor), el ancho de la boquilla del extrusor (cuanto más pequeño, más preciso y suave será el terminado) y la precisión en el movimiento del extrusor.

Con el límite de la capacidad física del hardware utilizado, en esta tecnología todos esos factores son normalmente ajustables mediante el software controlador de la impresora, dando al usuario una gran variedad de opciones para imprimir con más o menos calidad, en más o menos tiempo.

En otros formatos la plataforma es fija y es el extrusor el que se mueve en las tres dimensiones, pero por lo demás el funcionamiento es exactamente el mismo.

Figura 80: Impresora FFF de plataforma fija.

La tecnología de extrusión de materiales está afectada por el problema de no poder poner una capa “en el aire”, por lo que siempre necesita la impresión de soportes y la consiguiente fase de post-proceso eliminándolos.

Una característica del objeto así obtenido es que todo el objeto es fabricado con el mismo material y color. Puede, no obstante, jugarse con las órdenes de impresión para cambiar el filamento en un momento determinado y obtener así capas de distinto material, pero no deja de ser un procedimiento bastante manual.

Por ello, una mejora bastante típica en las impresoras FFF es la aparición de un segundo extrusor, que puede tener dos propósitos: por un lado, permite la fabricación de objetos en varios colores al mismo tiempo. Por otro, permite imprimir los soportes en un material distinto de la pieza principal, lo que tiene una gran ventaja: si se imprimen los soportes con un material soluble en agua u otro líquido, pueden eliminarse los soportes muy fácilmente sin más que bañar el objeto en un disolvente, sin dejar además feas marcas en la superficie.

Figura 81: Impresión con varios extrusores

Otras mejoras que están también apareciendo últimamente es la capacidad de añadir distintos colores combinando la tradicional tecnología de inyección de tinta con la FFF: simplemente se añade al extrusor la posibilidad de ir tintando al material en distintos tonos según nos convenga en el momento de fundirse.

Veamos el detalle de cómo funciona un extrusor típico:

Figura 82: Detalle de un extrusor típico.

El filamento es conducido hasta el extrusor por medio de un tubo guía flexible que permite el movimiento correcto del mismo. Una vez dentro, el filamento llega hasta un elemento calefactor (hot-end) que le calienta hasta la temperatura de fusión. El final del extrusor es una fina boquilla que guía el material ya derretido (el filamento extruido) hasta su deposición en la plataforma o en la capa anterior del objeto a fabricar. Mantener la temperatura perfecta para la correcta deposición de material es fundamental; por ello el extrusor cuenta con un sensor de temperatura en la zona de calentamiento que controla el elemento calefactor. Asimismo, un correcto equilibrio entre la zona de calentamiento y la zona de disipación térmica asegura que el filamento únicamente se funde en el momento exacto (esto es, dentro de la boquilla) y no antes, lo que provocaría atascos y problemas en el movimiento controlado paso a paso del filamento. Los radiadores –disipadores de calor- del comienzo del extrusor mantienen el filamento correctamente en estado sólido hasta su paso por el hot-end.

La boquilla de salida es simplemente un fino cono a donde va llegando el material fusionado, manteniéndolo caliente, y saliendo por su parte más estrecha final. Como decíamos anteriormente, la calidad de impresión vendrá dada (entre otros factores) por el ancho de esta boquilla. Las medidas más típicas están entre 0,3 y 0,8 mm., de mayor a menor precisión.

Figura 83: Una impresora FFF en funcionamiento. Foto: © Germán Martín

Los filamentos son de polímeros plásticos, estandarizados en dos anchos, filamentos de 1.75 mm y de 3 mm de diámetro, típicamente de 1Kg de material.

Materiales

Hay muchos materiales plásticos empleados en esta tecnología, pero los más populares (y baratos) son PLA y ABS. Ambos son termoplásticos, esto es plásticos que alcanzan fácilmente un estado moldeable al ser calentados y vuelven a un estado sólido adecuado al enfriarse.

El ABS (siglas de Acrylonitrile Butadiene Styrene) es conocido por ser el que encontramos en las famosas piezas de LEGO y en muchas aplicaciones industriales.

Figura 84: Bobinas de PLA

(Foto: © Germán Martín)

La temperatura de fusión del PLA (siglas de PolyLactic Acid) (aprox. 200º) es inferior al ABS (alrededor de 240º-250º) por lo que es menos sensible al warping (problema explicado más adelante) y más usado como “nivel de entrada” para impresoras de usuarios en el mercado doméstico. Es por tanto mucho más usado por los aficionados que por la industria, donde es mucho menos popular.

Tanto PLA como ABS son materiales muy baratos, de un precio similar entre ellos, mientras que los materiales de gama alta empleados en la gama industrial son mucho más precisos pero también más caros; se trata de termoplásticos como PEEK o PEI.

El ABS se puede mecanizar mejor que el PLA y su acabado es mejor; esto, unido a su mayor resistencia, hace que sea más usado en aplicaciones industriales. Además de las más conocidas piezas de LEGO, es también el material empleado en carcasas de aparatos eléctricos y similares. Puede usarse acetona en la fase de post-producción para un mejor terminado de la pieza en ABS.

Figura 85: Detalle del filamento de PLA (Foto: Germán Martín)

EL PLA, al tener un punto de fusión más bajo es más fácil de utilizar, y tiene más opciones de colores disponibles y en general más vivos que el ABS. Además, no emite gases nocivos, y -bajo las condiciones adecuadas- es biodegradable, al estar hecho de derivados del maíz. Tiene un olor agradable, y al no ser tóxico generalmente se puede usar en aplicaciones alimentarias. Como desventaja, el PLA es menos resistente al calor y su mecanizado es peor.

Por contra, el ABS al alcanzar el punto de fusión desprende gases que en muy alta concentración podrían llegar a ser nocivos, por lo que se recomienda siempre emplearlo en espacios ventilados o que sean lo suficientemente grandes. Sin embargo, han aparecido recicladoras de ABS, máquinas en las que se pone el material sobrante para que la máquina nos haga bobinas de filamento nuevas, cosa que aún no existe para el PLA.

Ventajas e inconvenientes

La gran popularidad de la impresión por extrusión de materiales viene dada por su bajo coste, por lo que la inmensa mayoría de las impresoras de sobremesa son de esta tecnología.

Uno de los problemas que tiene es el conocido como warping. Se trata este de un fenómeno derivado de la diferente temperatura que tienen diferentes partes del objeto que está siendo impreso: el material sale del extrusor a alta temperatura (más de 200º) y -especialmente en las primeras capas- se encuentra con la plataforma o capas anteriores a una temperatura muy inferior, creando una fuerza contractiva. Así, el centro del objeto hace fuerza sobre los extremos, provocando que éstos se levanten y la superficie se doble ligeramente. Este es un fenómeno más común imprimiendo en ABS que en PLA (por la mayor temperatura del extrusor), y para prevenirlo en muchas ocasiones se emplea una plataforma calefactada (a 60, 80 e incluso a 100º). Aun así, este fenómeno de dilatación y compresión hace que la impresión por extrusión de materiales sea poco fiable en cuanto a dimensiones exactas.

Además, la extrusión de materiales, debido al alto número de parámetros (temperatura del extrusor y de la plataforma, altura de la capa, limpieza del extrusor, etc...) que influyen en los resultados, es una tecnología con una baja repetibilidad, lo que la hace apta para prototipado rápido y su uso a nivel amateur, pero poco utilizada en trabajos industriales que requieran alto nivel de precisión.

Syringe Extrusion

Una tecnología de extrusión de materiales de propósito general es la Syringe extrusion (literalmente, extrusión de jeringuilla), que se emplea con cualquier tipo de material con tal de que se encuentre en formato cremoso o viscoso.

Figura 86: Esquema del funcionamiento de Syringe Extrusion.

 

Su funcionamiento es muy sencillo: en lugar de un extrusor que caliente el filamento hasta la boquilla, en su lugar tenemos una jeringa motorizada que se ocupa de hacer llegar el material a imprimir en estado sólido hasta la boquilla. Hay múltiples variantes de este esquema general, con depósitos y conducciones antes o después, pero el funcionamiento es igual en todos los casos: el objetivo es hacer llegar un material en estado viscoso hasta la boquilla, manteniendo una cierta presión para asegurar el correcto flujo del mismo. Lógicamente, la boquilla tiene que estar contenida en alguna estructura que le permita el movimiento en el plano para poder ir creando cada capa de material. En definitiva, esta tecnología sí podemos realmente considerarla como la “manga pastelera de alta precisión”. Se trata por tanto de una solución genérica que es válida para la impresión de casi cualquier cosa, por lo que es la técnica empleada en impresión de tejidos biológicos, impresión de comida, etc...

Figura 87: La elaboración de galletas podría automatizarse mediante syringe extrusion.

 

 

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